El Ayuntamiento de Ordizia tiene como prioridad impulsar la gestión sostenible del parque de Oiangu. De esta manera, lleva colaborando desde hace años con La Sociedad de Ciencias Aranzadi. “En este proceso se han llevado a cabo una serie de decisiones y tareas, y la construcción de estos apilamientoss de madera es una de ellas”, destaca la teniente de alcalde, Maitane Alvarez.

Hace algunos meses se realizó el estudio del arbolado en Oiangu, donde se determinó y se realizaron podas de ramas en peligro de caída antes del comienzo de la primavera. Estas ramas eran de gran grosor y su proceso de descomposición estaba iniciado. “Es precisamente este tipo de madera la que falta en nuestros bosques y la que algunos insectos de gran interés necesitan para completar su ciclo vital”, recalca Alvarez. Son estos los insectos saproxílicos, como el ciervo volante (Lucanus cervus), la Rosalia (Rosalia alpina) o el ermitaño (Osmoderma eremita). Todos estos insectos están incluidos en el Catálogo de Especies Amenazadas de la CAV y son considerados bioindicadores del buen estado de conservación de los bosques.

“Oiangu y sus alrededores han sido testigos de algunos de estos insectos”, subrayan desde Aranzadi. A través de estos apilamientos de madera, por un lado, la madera generada en Oiangu termina su ciclo en el propio parque, y por otro lado, se trabaja en la conservación de estos insectos garantizando la permanencia de su hábitat.