Esta primavera, por octavo año consecutivo se ha celebrado Oiangu Natur Eskola. Durante los meses de abril y mayo han participado 460 niños y niñas de los centros escolares de Ordizia. Este proyecto fue creado en 2017 por el Departamento de Botánica de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y desde entonces y hasta hoy está financiado por el Ayuntamiento de Ordizia. Gracias a ello, año tras año, el alumnado tiene una oportunidad única de aprender sobre la naturaleza de Ordizia en un parque como Oiangu.

"Oiangu Natur Eskola es un proyecto muy especial, Oiangu no sólo es un lugar único para disfrutar de la naturaleza, sino que también es útil para aprender de ella. Sin duda, es beneficioso estar en contacto con la naturaleza a cualquier edad. Es una iniciativa que tiene mucho éxito y tenemos intención de seguir apostando por ella año tras año", ha destacado el alcalde de Ordizia, Adur Ezenarro.

Las acciones que se llevan a cabo están adaptadas al parque Oiangu y a su biodiversidad y siguen la metodología de las escuelas forestales. Hoy en día se cuida mucho la comunicación desde el principio hasta el final, tanto en la transmisión de normas como en la promoción de la motivación y autoestima de los niños y niñas. Las y los niños, profesores y educadores, subimos andando hasta Oiangu. Es una gran oportunidad para empezar a hablar de los temas que se van a trabajar a lo largo del día y empezar a motivar al alumnado. Donde estudiamos las plantas, los animales o las formas de la naturaleza; de hecho, se busca siempre que haya una relación directa con la naturaleza. El tiempo para el juego libre también tiene mucha importancia y se fomenta el descubrimiento de estímulos en la propia naturaleza sin ofrecer otros juguetes. Todas las actividades de esta escuela están pensadas para el trabajo en equipo, cuidando la diversidad y potenciando el acompañamiento y la cooperación entre el alumnado.

El objetivo principal de esta forma de hacer es que los niños tengan una experiencia positiva en la naturaleza. Y de paso, esta vivencia se aprovecha para aprender competencias y conceptos curriculares. De hecho, sabemos que las experiencias positivas ayudan en el proceso de aprendizaje. Esta metodología nos ayudará a conocer su entorno natural, a situarlo, a amarlo y, en consecuencia, a respetarlo.